Reseñas
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La piel de Zappa

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“La música es físicamente la más inspiradora de todas las artes”.   Frank Zappa.

 

La piel de Zappa

La verdadera historia de Frank Zappa
Frank Zappa (con Peter Occhiogrosso)
Malpaso Ediciones
Barcelona, 2014

Es el 27 de marzo de 1963, tedioso y ceniciento como cualquier otro miércoles, y en el blanco y negro de la pantalla un afeitadísimo y trajeado joven de 22 años se presenta en The Steve Allen Show, uno de los programas nocturnos más vistos de la televisión estadounidense. Este sería el debut televisivo de Frank Zappa, quien en un alarde de lucidez y genio se dispondrá a “deleitar” a aquella incrédula y conservadora audiencia ofreciéndole, nada más y nada menos, que un original concierto de bicicleta.

Lamentablemente, aquel breve segmento casi quince minutos bastaría para definir y calificar de excéntrico y desvariado a uno de los creadores más críticos, prolíficos y rupturistas: su discografía está compuesta por más de 60 títulos y ha incursionado con fluctuante éxito como productor musical, director y actor de cine y fallido candidato a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Con sus virtudes y defectos lo importante es no perder de vista que detrás de aquella figura iconoclasta y polémica había también un estupendo padre de cuatro hijos que no necesitaba consumir ninguna droga para reinventar ni reformular la música popular del siglo XX.

Su irreverente y mordaz personalidad ha dado pie a más de una historia o reportaje que, lejos de darnos una mejor y fiel idea de quién fue realmente Frank Zappa, ha provocado más confusión e incomprensión en detrimento de su música. Ello le llevó a publicar sus memorias: “Uno de los motivos de meterme en esto es la proliferación de libros estúpidos (en varios idiomas) que, por lo visto, hablan sobre mí. Pensé que debería haber al menos UNO que tratase temas reales. Os aviso que este libro no intenta ser una especie de historia oral ‘completa’. Su única finalidad es entretener.”

Aparecida originalmente en 1989 —y ahora por primera vez en castellano—, esta autobiografía es un tanto peculiar, rehúye de los formalismos y de aquella ceremoniosa y pomposa voz que trata de convencernos de cuán grandiosa ha sido su vida y no su obra. Tampoco hay espacio para presumir sobre sus célebres amistades, pues resuelve en unas cuantas líneas algunas anécdotas intrascendentes con Jimi Hendrix, Eric Clapton, John Wayne, Captain Beefheart, Paul Simon, Art Garfunkel o Alice Cooper (de hecho, tuvo el tino de producir los dos primeros álbumes de esta banda: Pretties for you e Easy Action). No hay tiempo para banalidades ni para vanidades, pero sí para comentarios ácidos y denuncias rebozadas con escepticismo y socarronería. El fuerte del libro, pues, no es tanto lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Es allí donde leemos al verdadero Zappa y nos reímos con él.

Observaremos, entonces, cómo su incansable e inconforme espíritu reacciona contra todo orden imperativo e ideológicamente castrante. Son conocidas sus denuncias contra la injusta y avara industria musical, contra sus prácticas fraudulentas y el paupérrimo sentido común de los directivos de las discográficas. En el extenso capítulo “Todo sobre la música” leeremos algunas de sus diatribas más ingeniosas y feroces. Denuncia, por ejemplo, el gran conformismo de las sinfónicas y la estrechez mental de algunos músicos por no arriesgar y continuar bajo la sombra de un Canon anquilosado y con hedor a formol. De igual manera, reivindica a ultranza el rol del compositor sobre el del intérprete y analiza al detalle la estructura de una banda de rock.

Acertado o no, el carácter autodidacta y experimental de Zappa le insta a proponer alternativas; para muestra este magnífico botón: “La Regla Máxima debería ser ‘si a TI te suena BIEN, es estupendo; si a TI te suena MAL, es una mierda’. Cuanto más variado sea tu bagaje musical, más fácil te resultará definir lo que te gusta y lo que no te gusta. Los radioyentes norteamericanos criados con una dieta de ______________ (rellena el espacio) han experimentado un universo musical tan encorsetado que no pueden ni siquiera empezar a saber lo que les gusta.” Categórico y directo, marca de la casa. Opiniones y juicios de este calibre los encontraremos también en los capítulos “Todo sobre los imbéciles”, “Iglesia y Estado” o en el demoledor —aunque discutible— “Conservadurismo pragmático”, en el que nos “señala” sus ideas políticas y económicas para que el mundo sea un lugar menos represivo y fallido.

Asimismo, su impenitente lengua tampoco evitó acarrearle un sinnúmero de problemas y enfrentamientos. En el capítulo “La guerra del porno” nos relata aquel absurdo litigio con Tipper Gore, mujer del Al Gore (confeso fan de Zappa, por cierto) y cofundadora de la organización Parents Music Resource Center, que pretendía censurar y controlar las letras de las canciones de toda banda de rock. Su comparición ante el Senado, el 19 de septiembre de 1985, fue transmitida en televisión y no desperdició la oportunidad para disparar contra la hipocresía burguesa y el sempiterno doble rasero de la moral americana.

Es triste, pero son muy pocas las cosas que han cambiado desde su temprana desaparición, en 1993. De hecho, la dinámica de cualquier gobierno se ha centrado siempre en la anulación y el embrutecimiento sistemático de sus ciudadanos. Panem et circenses, reza el dicho. Contra ello, Zappa como antídoto. Su legado, entonces, no se reduce tan solo a su música, sino que va más allá, es también su irrefrenable y consecuente actitud. Debemos recordar que en una sociedad plagada de necios, lameculos y arribistas existen otros medios para trascender y dejar huella sin por ello doblegarse ni perder la esencia o la credibilidad. Que no se me mal interprete, no todos tenemos que ser Frank Zappa, no se trata tampoco de copiarlo ni de dejarnos el bigote. Nos basta con ser honestos, especialmente con nosotros mismos, le duela a quien le duela.

 

 

2 Comments

  1. Pingback: La piel de Zappa | Ginebra Magnolia

  2. Excelente reseña. Me precio de ser amigo del traductor y se algo de las vicisitudes que ha conllevado la publicación de este libro. Me permito corregir un punto: La PMRC en ningún momento pretendió censurar o controlar las letras. Su intención, y es un matiz importante, era que las que ellos consideraban ofensivas llevaran una advertencia en la portada. Como sabes al final lo consiguieron. Todo fue a raíz de un disco de Prince que, curiosamente, jamás dió la cara. Cuento mas detalles en mi artículo http://www.formby.es/tipper-gore-contra-zappa/

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