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Himnos

Himnos
Eduardo de Gortari
Editorial Paraíso Perdido
México, 2017

Himnos, libro de cuentos de Eduardo de Gortari (Ciudad de México, 1988), puede resumirse con la imagen de la portada: los restos de un avión que descansan en medio de un paisaje desierto. Los personajes de cada una de las historias intentan una recreación –a veces efímera a veces perdurable– de los restos de su pasado, como viajeros que se internan en los interiores de un avión en ruinas. La memoria y su búsqueda es el anzuelo que persiguen protagonistas envueltos en pequeñas crisis existenciales que moldean la ruta de sus vidas.

Siguiendo la estela de Los Suburbios, novela de iniciación juvenil que recrea las aventuras y los primeros descubrimientos de un chico en Veracruz, De Gortari juega con lo biográfico pero sin ceder a la tentación de eslabonar una serie de hechos intrascendentes, cuyo único soporte es la confidencia y la dualidad autor-narrador. En Himnos tenemos como punto de partida la confesión, es cierto, pero  añadiendo un componente ficticio que juega con la primera expectativa del lector.

Una obsesión determinante en cada uno de los relatos del libro –sobre todo en los más extensos– es el juego con el tiempo. Los protagonistas inician sus historias desde un punto del presente y, pronto, se internan en una serie de escenas que van y vienen, ordenadas sólo por el deseo del recuerdo que, en muchas ocasiones, es un rompecabezas que se trata de unir a través de hechos determinantes; momentos que vistos, a la distancia, son colisiones en la biografía de los personajes. Un aspecto interesante de la propuesta del autor es la mezcla de escenarios en apariencia realistas que son intervenidos de pronto por algún hecho perteneciente a la literatura fantástica y de Ciencia Ficción. Por este motivo, la vuelta de tuerca no es una revelación final sino la entrada sutil a un mundo que se desprende, poco a poco, de las reglas impuestas por el autor en los primeros párrafos.

Una vez terminada la lectura, se percibe que, el mundo interior de los personajes creados por De Gortari, se despliega mejor en los textos de mayor extensión. Uno de los mejores relatos de Himnos y que, de alguna manera, resume la técnica del autor para desplegar su narrativa, es  “Eureka”. La anécdota parte de varios frentes: los recuerdos de un hombre que recuerda la relación con Luisa, una novia de la juventud; las decisiones y eventos que determinan su vida hasta terminar convertido en un astronauta orbitando la tierra. Sin embargo, más allá del viaje al espacio, el interés del cuento es mezclar las distintas etapas de la vida del astronauta. La vocación del lenguaje no se sustenta en lo informativo sino en la memoria que desperta sensaciones, sonidos, escenas que podrían transcurrir en un segundo y que se expanden a través de la narrativa. Pronto nos damos cuenta que, en realidad, no estamos ante un cuento de Ciencia Ficción tradicional. De Gortari entiende que, detrás de cualquier motivo literario, existe una reflexión humana y profunda. Por esta razón cada una de las frases tiene como cometido compartir las indecisiones del personaje antes que delinear, con todo el detalle posible, la verosimilitud de los escenarios que desfilan página a página. A través del ritmo de la prosa –más cercano a la poesía que a la narrativa– el narrador avanza grandes trechos en la historia sin más justificación que sumergirse en la memoria. Quizás por eso el lector se siente como el astronauta en la estación espacial: mira el planeta y comprende que el tiempo no es una sucesión ordenada de hechos y que basta alejarse un poco, mirar desde otra perspectiva, para entrar a otra dimensión de la memoria.

Otro cuento destacado, “Himnos”, es una exploración afortunada del proceso de crecer y de experimentar lecciones dolorosas, sin moralejas seguras. En el cuento, un joven desencantado, sin muchas esperanzas, cuyas referencias son el rock y un escepticismo disfrazado de rebeldía, viaja a Toronto para visitar a su padre. El joven deambula en la ciudad extranjera hasta que conoce a Sarah, una chica que, casi desde el primer instante, hace. La convivencia se extiende por varios días hasta que el joven descubre que Sarah fue, hasta hacía unos años, un hombre como él. La historia va más allá del tema de la transexualidad y los dilemas que le plantea al protagonista. Llevado de la mano de los descubrimientos musicales del joven, el lector entiende que la anécdota es un mero pretexto para abordar el proceso de crecer y los desencantos que surgen en el camino.

Himnos es una inteligente exploración de estados de ánimo. Eduardo de Gortari usa la narrativa no sólo para contar una historia. Su interés es ir saltando de un motivo a otro; imitar los mecanismos del recuerdo. Gracias a esto, el lector se sumerge en cuentos que superan lo anecdótico para ir a lo inestable, a las referencias volátiles, los pensamientos fugaces, que, sólo vistos a la distancia, revelan su poder evocador y su cauda de sentidos.

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