Reseñas
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El trabajo del sueño

Jerome Rothenberg
Traducción del inglés: Mercedes Roffe
Hilos Editora
Buenos Aires, 2013

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Mucho le debe la poesía mundial, y no exagero, a Jerome Rothenberg (Nueva York, 1931). Desde que apareciera su famoso ensayo Technicians of the Sacred (1968), hasta su prestigiosa antología de Poems for the millenium, Rothenberg ha hecho un esfuerzo mayúsculo por resaltar aquellos elementos que a su entender y sin discriminar su procedencia, han hecho de la poesía una de las más vigorosas experiencias de la expresión humana.

Paralelamente a su trabajo de revisión, reflexión y recapitulación, Rothenberg ha escrito una larga lista de libros de poemas, algunos de ellos de una gran riqueza formal y espiritual. Se pueden mencionar por ejemplo, That Dada Strain (1983), Khuburn and Other Poems (1989), A Paradise of Poets (1999) o más recientemente Triptych (2007).

En los últimos años, algunos libros suyos han empezado a traducirse a nuestra lengua. En México apareció hace años Un cruel nirvana (El Tucán de Virginia, 2001), una antología de poemas con traducciones de Heriberto Yépez y Laura Jáuregui. También con traducciones de Yépez, se publicaron 25 caprichos a partir de Goya (Calamus, 2011) y Ojo del testimonio (Aldus, 2010), una importante recopilación de reflexiones sobre poética y poesía.

Como parte de ese esfuerzo aparece ahora, pero en Argentina, El trabajo del sueño, una generosa propuesta de la poeta y escritora argentina Mercedes Roffe, a quien le debemos también una excelente traducción y el prólogo del mismo libro. La selección opta por poemas breves y ajustados, que funcionan como fantasmas en la carretera. Son guías de una poética construida a lo largo de más de cincuenta años. Las versiones de Roffé son atrayentes y ponen a bailar en español algo del registro pacientemente organizado por Rothenberg en cada uno de sus libros, como sucede en “Poema al tiempo” de White Sun Black Sun (1960): “En el ojo de la aguja / cobraron vida las cosas / un perro, un pueblo, / un mar. // De las rosas nacieron tigres / y alguien me salpicó de lluvia la bufanda. / Del otro lado de la luna se oía / la voz del presidente / clara como una campana de iglesia, / simple como el éter: // bajo los naranjos se instaló / un verano sin polillas.”

Imagen por: Aldon Lynn Nielsen

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