Procesos
Haz un comentario

Jimmy Page, a sus 75

Resulta cuando menos extraño pensar que Jimmy Page ha llegado a los 75. Esto no significa que sea algo imposible. Sin duda su vida ha atravesado momentos de grandeza y otros que podrían ser un tanto despreciables, tristes y hasta desgraciados. Un músico como éste, tan propositivo y energético, que logra poner en tela de duda la composición y la improvisación, ha influido en propuestas tan equidistantes como las de Jack White y The Edge. Ha hecho una mancuerna inmejorable a lado de Robert Plant, haciendo ver que la gloria de un grupo como Led Zeppelin es superable.

Después de la letanía de un hombre deshilándose, entra un solo de guitarra. Todo explota. Ciertamente “Stairway to Heaven” es una canción épica. Esto incluso en el sentido de evocar un pasado remoto ficticio o no ⎯esto tampoco importa pues las líneas entre una cosa y la otra se han desdibujado demasiado en un mundo como el de hoy⎯, pero también desde el punto de vista de una voz que encarna el pensamiento y la emocionalidad de una comunidad.

No creo que Page ni Plant no supieran esto último. Eran épicos porque hablaban por muchos, incluso por algunos que no habían nacido todavía. Encarnaban una esperanza y de ahí que pudieran extenderse tan cargadamente como en “Moby Dick”, o apretarse en nudos de intensidad como en “Whole Lotta Love”, o crear sensaciones de orquesta como las de “Kashmir”. Podían ser simples y certeros también, y de muestra escuchemos de nuevo “Please Read the Letter”, de una época posterior a la de Led Zeppelin.

En algún momento de mi vida uno de mis tíos, hermano de mi papá, se fue a perseguir a una gringa que conoció en Guadalajara. Dejó una caja con discos que heredé sin querer. Ahí había varios discos de Led Zeppelin. Como me ha sucedido otras veces, entendí poco lo que ocurría cuando sonaba esa música. Pero me hacía brincar, me hacía sentir grande, fuerte, ¿digno? La música, al igual que la poesía, nos devuelve eso, la confianza y sin duda también la dignidad. Le da voz a cosas que muchos no sabemos qué son pero que están agazapadas en nosotros, esperando a rebelarse y dar el zarpazo.

¡Larga vida y que las cuerdas sigan vibrando!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *