Reseñas
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De serse en demasía y la pretensión de estarse en todas partes.

MulaBlanca40

Vidas Paralelas
José Miguel Barajas
Colección Tierra Adentro
México, 2015

 

En el día décimo tercero de la primera luna del año.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel y lo comí. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido amargó mi vientre. Me dijo: “Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Ap. 10; 10-11

el nombre de las marionetas es, realmente, lo menos importante en el drama/ el público ha llenado el lugar,, los actores están sobre el escenario y dicen o han dicho ya sus largos parlamentos/ falta sólo la revelación de un dios desde la máquina y la caída consecuente del telón.

La figura:

/¿qué es Vías paralelas?/ una serie de caminos que confluyen; un grupo de fantasmas que murmuran entre sí, se comunican sus obsesiones en forma de espejos, duplicaciones, resonancias: una trenza donde la vida, la reflexión y la literatura se funden y confunden hasta ya no quedar claros sus bordes, o bien, mejor dicho, hasta que esos bordes se demuestran falsos,, también, como sugiere la portada, cartografía de un vasto territotrio de ideas cuyas callejas, avenidas y vías forman un polígono dinámico, siempre cambiante:

la figura tiene varios puntos y aristas que la unen: la Ciudad de México, Xalapa, San Andrés Tuxtla, Coatepec, Nantes, Aguascalientes, San Luis Potosí, el Istmo de Tehuantepec, San Cristóbal de las Casas, La Realidad, Marruecos, París, Chapingo, son sólo algunos de los puntos geográficos que, bajo el tapiz de las letras o sobre él, tienden cordeles entre una punta y otra/

, los lugares son también temas, personas, personajes, máscaras, ideas peregrinas que saltan de un enunciador a otro, de un lugar en el mapa y en el calendario a otro:: en realidad, como le ocurre al narrador con El libro vacío, Vías paralelas es un volumen que se pretende grimorio:: acaso no sin excentricidad, una y otra vez, su autor repite el gesto de arrojar los dados y dar inicio a una comunicación con sus antepasados.:

el rito ha puesto a funcionar la maquinaria fantástica y las consecuencias todavía escapan a nuestra visión. Mejor lo dijo Borges: la primera letra del nombre ha sido articulada.

Disparatario ‘patafísico:

Cierto amigo, hace poco, al comentarle algunas ideas sobre este evento, me conminó: “no vayas a caer en eso de hablar del autor y de tu relación con él y olvidarte del libro, que es de lo que se trata”. Nunca he sido obediente. Estoy a punto de ceder a la incalculable fuerza gravitatoria del chisme, deidad secreta y verdadera de todos los que profesamos el culto a la palabra,, y tengo una justificación que juzgo idónea: Montaigne dijo, en nota tan breve como famosa, que el tema principal de sus ensayos era él mismo. “No es porque sea mi amigo”, se suele decir en estos casos, y acaso sea exacatmente porque es mi amigo, pero me parece que pocos ensayistas que haya conocido han conseguido con par éxito trasladar su personalidad a la voz que narra e hilvana:

En efecto, puede que ustedes lo duden, pero conversar con José García, quiero decir, Miguel Barajas, es navegar por una idea de Valéry y, medio segundo después, el útlimo gol de Messi; un meme que le pareció chistoso y, antes de que uno termine de darse cuenta, un verso de Homero. Si no fuera porque en nuestros tiempos los juramentos sólo sirven para levantar la sospecha, juraría que esto es verdad. El discurso del narrador de Vías paralelas es el mejor retrato de voz que José Miguel pudo hacer de sí. Esto no sólo le agrega al texto un valor autobiográfico, lo vuelve entrañable y cercano, y lo sitúa definitivamente del lado de lo vivencial, cosa no siempre hallable en otros ensayistas. Ahora, regodeándome de plano en mi abyección, prosigo mi caída hasta el terreno de la anécdota:

Estando juntos cierta noche, en cierto café que se llamó Barragán y se encontraba en la calle del mismo nombre, Miguel y yo habíamos llevado un cubilete y unos dados para lanzarnos amistosas puyas, el azar de por medio. Es necesario saber que ante todo, para Miguel, es necesario saber cuántas veces debemos abandonar nuestra novia para huir de sexo en sexo hasta el fin de la tierra. Dicho de otra forma, Miguel es un asiduo practicante de lo que Pitol y antes Bach llamaron “el arte de la fuga”: siempre está pensando a dónde salir volando desesperadamente. Asignamos, entonces, el valor de ciertas ciudades a los dados, que eran tres: Lyon; Burdeos y Estrasburgo. Cada una de ellas estaba asociada a un proyecto, una beca y una mujer. El resultado de este juego fue Lyon. Yo, con ánimo de molestar, dije “se me hace que no te lo estás tomando en serio; yo creo que en el fondo querías que saliera Estrasburgo pero te dio miedo”. Me miró y dijo, con una seguridad que hubiese envidiado Alejandro, el macedonio, “si hubiera querido que saliera Estrasburgo hubiera hecho esto” y levantando el cubilete, lo agitó con furia, lo azotó sobre la mesa y descubrió los dados que mostraban exactamente la combinación de Estrasburgo:: conviene recordar que Igitur, salvado de las llamas, y que Miguel Barajas tradujo al español, contiene el sino de su vida. Tal vez Mallarmé llegó a pensar que una tirada de dados jamás aboliría el azar, pero Vías paralelas es un resultado de ese tirar de dados primero, la magia domesticadora del azar puesta en discurso.

Decalaje:

Antes de proseguir quisiera llamar la atención sobre algunas hebras del tejido que fácilmente podrían pasar desapaercibidas en una primera lectura: la mención repetida de los barbomantes y de cierta Gran Orden de la Barbomancia; la colocación, al inicio, de las palabras de Gilgamesh; Antonio Mora, una faceta poco frecuentada de Pessoa; la presencia de Rumi; el hecho de que no se oculta lo que de suyo no puede mostrarse.

El hombre que fue muchos:

Juan Gelman, en una breve pero intensa confrontación con el texto que ahora nos ocupa, dijo de él, aproximadamente, que era más de lo que se presentaba a primera vista,, así, el nombrar ensayos a estos textos puede obstaculizar una comprensión más amplia de ellos. Quisiera reparar ahora en su cualidad dramática:: si se piensa que el ensayo trata de cierto personaje histórico llamado Paul Valéry, llamado Jorge Luis Borges o Fernando Pessoa, se es, todavía, muy ingenuo. Me parece que en ningún momento se trata tanto de reconstruir unas personas y unos hechos (bien que hayan existido y se nos mencionen, con fechas y otros “datos duros”) como de dar vida a la representación interna de esos personajes en la mente del narrador. Libro dirigido “a la inteligencia del lector”, pero que quiere, sin embargo, ser el corazón puesto al desnudo de quien hila frases, épocas, caracteres y textos impresos con el vasto texto del mundo, a través de un palimpsesto que es también una afirmación identitaria contra la pureza y a favor de la más salvaje hibridación. Texto, en este sentido, tramposo, que se presenta al lector como una obra del pensamiento, fruto de un arduo trabajo intelectual y de investigación acerca de varios autores consagrados de la historia de la literatura y que sin embargo es una discusión apasionada entre múltiples voces que residen en la mente de quien las piensa; una apropiación existencial porque de su equilibrio y proporción dependen las lecturas, el orden y las interpetaciones que pueda otorgar a los eventos de su vida y a su manera de estar vivo. No se trata entonces de un discurrir o un pensar la vida y la literatura; se trata de una serie de estrategias para juntar los pedazos que componen una vida en una imagen coherente y compleja, en un intento susceptible de existirse y comunicarse por asociación, por ritmo y por amor al lenguaje y a la vida anímica que es la vida toda de la que dispone el ser humano en su intento de “no ser nada ante lo Omnipotente y tener aparte en sí todos los sueños del mundo”.

No sé…, quizá ustedes han venido esta noche pensando que asistirían a la presentación de un libro. Y quizá escenografía y escenario, actores, máscaras, parlamentos, usos y costumbres contribuyan a tener en pie el engaño: he aquí un laberinto: no se trata de un libro sino del planteamiento de un misterio: ¿qué hay detrás de las glosas escritas por una sombra en el ejemplar del libro que se encuentra dentro del libro que se encuentra dentro de este texto que es parte de la presentación de un libro que se encuentra dentro del texto en que, en este momento, algo, al escribir, nos escribe?

Pero estas dudas, que podrían tomarse por burla de algún texto elizondiano, competen poco, me parece, al autor que así se ha retratado y proyectado en nuestro imaginario, y habrán de quedarse con sus eventuales y afortunados lectores. Él es barbomante, dice, y el barbomante no persigue: encuentra; no produce realidad: aguarda la confluencia y actúa según sus capacidades para leer lo que el universo exige de él, teniendo en poca cosa sus intereses o deseos personales. No vive: es vivido. Y deja constancia de la manera en la que ha sido vivido para que otros también se permitan ser traspasados por la creación.

el nombre de las marionetas es, realmente, lo menos importante en el drama/ la primera letra del nombre ha sido articulada y a la audicencia, en tanto mundo que existe y se transforma, no le queda sino esperar el lento pronunciarse del enigma y la caída consecuente del telón.

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