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Conversación con Mick Barr

Entrevista por:Geoff Snack  | Traducción del inglés: José Luis Bobadilla

¿Qué hacías antes de iniciarte en la música?

Bueno, me puse a tocar la guitarra alrededor de mis trece. Antes de eso me interesaban las patinetas y los comics.

Tienes al menos un pie puesto en el metal, una subcultura al parecer insular, apasionada, y sin embargo de bichos raros. ¿Estarías de acuerdo con esto?

Creo que no es siempre así. Existen aspectos y personas raras además de sumamente obsesivas. Pero existe también un lado distinto de esto, al que pertenece gente con vidas más comunes. Lo que les permite salir a divertirse y desahogarse.

¿Entonces dónde encajas tú?

No estoy muy seguro. Soy muy fanático del metal y siempre lo he sido. Pienso que mi lugar está más próximo al de los bichos raros porque sigo muchos escenarios underground. De la música que escribo, una gran parte proviene del metal.

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Leía una entrevista tuya en la publicación Village Voice, y decías que te interesaba “escribir música que sonara como improvisada pero que no lo fuera”. Me gusta la idea de música que suene improvisada, e incluso un poco torpe, pero que sea en realidad calculada. Háblame un poco más del proceso implicado en ello.

Hubo una época en mi vida en que me clavé en Albert Ayler y John Coltrane y en materiales del primer free jazz, como los de de Ornette Coleman y Sun Ra. Éste último intentó escribir cosas que sonaran como un solo, pero en lugar de eso escribía cosas mucho más locas que cualquier cosa que alguien pudiera improvisar. Así que me sentaba a estudiar los arreglos de los solos y la forma en que se desarrollaban.

En realidad, lo que dices tiene mucho sentido, encuentro que una importante parte de tu música proviene del metal, pero también del jazz, de la música de improvisación e incluso de cierta música concreta de mitad del siglo XX.

No estoy tan enterado del mundo de la música concreta. De cualquier modo puedo decir que he revisado buena parte de la composición contemporánea. Sabes, he sido un fanático de Scelsi y de gente de esa cepa. También he sido un gran admirador de Varèse.

¿Qué piensas de Terry Riley?

Para ser honesto nunca he estado demasiado interesado en él. Es extraño porque durante años he sido de algún modo etiquetado en ciertas publicaciones como un minimalista a la par de Steve Reich o Terry Riley. Y francamente nunca he formado parte de nada de eso. Como sea me interesé por un momento en Philip Glass.

He sentido esa influencia, la repetición, matizada por fiorituras y solos. Sé que recientemente trabajaste con el Kronos Quartet, qué puedes decir al respecto.

Escribí una pieza para ellos. No sé escribir ni leer música, así que toda la transcripción la realizó Jacob Garchik. Escribí todo para la guitarra y eso fue lo que le di.

Tú música es robusta e intrincada, por lo que parece natural que quisieras escribirla para un ensamble. ¿Cómo llegaste a ello?

Me encontraba ya en el proceso de escribir para un cuarteto de cuerdas. Siempre quise hacerlo pero no conocía nada de ese mundo. Y pensé, “a la mierda, qué más da, voy a escribir todo esto para la guitarra y partir de ahí.”

Con el proyecto Orthrelm publicaste un disco con algo así como noventa y nueve pistas individuales. Por otro lado a veces grabas pistas de más de 20 minutos de duración. ¿El tiempo de duración de las pistas es arbitrario?

Depende. Mucho de todo eso viene de un momento específico por el que pasó mi proceso de escritura. Ni siquiera considero las pistas más breves como piezas, son más como pedazos de un rompecabezas.

¿Existe un elemento físico implicado en tu forma de tocar la guitarra?

Por supuesto, claro. Tiendo a tocar la guitar con bastante fuerza. No soy de ese tipo de chicos de toque delicado. No sé que tan familiarizado estés con esos enfermos guitarristas ultra-rápidos, pero muchos de ellos tocan de un modo demasiado ligero. Yo suelo abrirme paso taladrando. Cuando era más joven y tocaba con grupos de hardcore, brincaba de un lado a otro porque me parecía divertido. Tocaba una línea sencilla y me descosía haciéndolo. Pero ahora no soy más alguien preocupado por la performance.

¿Te gustaban entonces las giras?

Definitivamente las disfrutaba, la aventura que las acompañaba. Algo que comenzó a desgastarme cada vez más conforme crecía era el tiempo que uno pasa sentado sin hacer nada. Cuando estoy en mi casa puedo dedicar mucho tiempo a escribir música, pero yendo de gira, uno está esperando por ahí para tocar media hora y eso es todo. Además en muchos de los sitios donde toqué no existía ningún backstage o cualquier otro lugar donde pasar el tiempo. Por lo mismo me quedaba atrapado en un bar escuchando música horrible. Además no bebo ni nada por el estilo. Así que ese ambiente me aburría.

¿Cuando grabas, lo haces varias veces hasta que todo está en orden?

De ningún modo soy un extremista analizando de más una grabación. Generalmente intento realizar una sola toma, tocando la composición desde el inicio hasta el final. Busco capturar una sola interpretación, no quiero necesariamente registrar música perfecta. Aunque es obvio que después de tocar piezas de una extensión de diez minutos ocho veces seguidas, termino exhausto y no puedo hacerlo más. Por lo que sólo trato de arreglar algún detalle que me moleste y que me saque de mis casillas.

¿Cómo quisieras terminar cuando seas verdaderamente viejo?

Esa es una pregunta francamente buena. No lo sé. Hay un montón de cosas que quiero hacer y que no he hecho todavía, pero de ahí a saber donde quiero terminar siendo viejo, honestamente no tengo la menor idea. No quiero eso sí estar enfermo, quebrado, desamparado.

¿Haces ejercicio?

Un poco. Leí un libro sobre Miles Davis y me impresionó lo metido que estaba él en cuanto a hacer ejercicio. Pensaba que al estar físicamente sano, su música se volvía más sana. Pensé muchas veces en ello en otro tiempo, quizá tendría que ser un poco más abierto al respecto y hacer unas cuantas lagartijas de vez en cuando.

El video que presentamos se grabó este año en Freedorm Garden, en Brooklyn y acompañan a Mick Barr, Kevin Shea en la batería y Tim Dahl en el bajo.

 

 

 

[1] Es un dotado guitarrista, compositor y músico de improvisación norteamericano radicado en Nueva York. Entre sus proyectos más destacados se encuentran Krallice, Crom-Tech u Orthrelm, este último un dúo con el baterista Josh Blair, además de sus grabaciones también a dúo con Zach Hill. Su discografía es extensa, y una buena parte de ella ha sido el registro de sus notables interpretaciones como solista. Esta conversación apareció por primera vez en la revista Bad Day, Issue 13, Primavera-Verano, 2012.

Imagen por: Burning Ambulance

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