Procesos
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A partir de la exposición de Carlos Amorales titulada Germinal

Pienso en un rotafolio gigante donde se traza, al compás de instrumentos de percusión y batería, de manera estridente, y con un rotador que transporta de forma dentada, angulosa y cortada, las variantes abruptas del movimiento terrenal.

Estamos en la exhibición de un terremoto, de las oscilaciones de la cultura y la civilización, de la barbarie y la historia que bien se anota en la tesis de Walter Benjamin: “No existe ningún documento de cultura que no sea al mismo tiempo documento de barbarie”. Nuestro terreno, ni remotamente desaparecido en el archivo de la memoria tuvo, antes, un lugar claro donde la lengua era comunicada con precisión. Luego de eso, sentimos que platillos voladores permutan el registro y los códigos del entendimiento.

Carlos_Amorales_Studio

La traslación de un idioma a otro se aprecia en las fórmulas de los rotafolios que, acomodadas en columnas se muestran como ideogramas. De cerca, se podría leer un idioma de corales de roca o de insectos que en diálogo con las placas teutónicas formulan el lenguaje de un inframundo: orgánico y devastador.

Pero en este hábitat se mezclan en el mismo campo semántico: sismología (el estudio de los sismos) y la ufología (el estudio de los objetos voladores no identificados), y de ambas tenemos señales cuya gramática nos coloca en la fractura de la tierra y del cielo. Platillos voladores que repercuten en las tierras movedizas de la Ciudad de México.

El resto es un documento que un amanuense, un escriba o un tlacuilo futurista, sea humano sea programado, copia fielmente del registro sonoro que se compone entre una superficie de tierra y un platillo volador. Es lo que diría si hablara la fractura misma, la de la tierra y la del cielo que se compone de características que rebasan el plano cartesiano. Se habla entonces de: estratificación, profundidad, irregularidad, consistencia. Y más allá de: temperatura, brillo, velocidad, del objeto volador, de la tecnología especial.

El manuscrito habla la lengua de la grieta: lo terrestre y lo extraterrestre. Fenómenos de tal intensidad y arrebato nos colocan en una estética del quebranto, la estética de Carlos Amorales.

Imagen por: Haemmerli

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