Reseñas
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Ángel Ortuño

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Ángel Ortuño
Práctica Mortal-Conaculta
2013
 

Poco a poco, la obra de Ángel Ortuño (Guadalajara, 1969) ha venido creciendo saludablemente y entre sus últimos libros pueden mencionarse Boa, Mecanismos discretos y Perlesía. Sus poemas son por lo general breves, pero actúan como granadas. Son ajustadas máquinas cargadas de una buena dosis de humor negro e ironía. En muchas ocasiones articulan delgadas narraciones con múltiples referencias que atomizan el sentido. En cada uno de ellos se establecen extrañas relaciones, coincidencias misteriosas, raras evocaciones que desembocan en emociones impredecibles. Por lo general suelen producir un efecto de extravío en quien se acerca a leerlos. Son también delicados y por lo mismo crueles.

En “El tigre en la peluquería”, por ejemplo, aparece la siguiente línea: “En la jungla no hay buenos modales”. Una línea que bien podría pertenecer a Nicanor Parra. Sin embargo la tradición de Ortuño no proviene, solamente, del poeta chileno. Sus orígenes pueden rastrearse en Marcial y Catulo y quizá hasta en algunos líricos griegos. La obra de Ortuño abreva además de la poesía española. Se nota un cuidado conocimiento de la métrica de la poesía de nuestra lengua. De la literatura mexicana arrastra poco. Por lo mismo los poemas de Ortuño son aves raras, pues carecen del clasicismo anquilosado de alguna poesía mexicana, y también se desmarcan de la pirotecnia pseudo-vanguardista de una parte del mapa poético de nuestro país. Son bichos los suficientemente originales como para vivir por su cuenta y dejar una huella hoy ya indeleble.

Las imágenes que atraviesan la obra de Ortuño tienen mucho de la locura que circula en nuestro mundo. Y así como llueven ejotes pueden llover conejos sin que nadie dé cuenta, salvo el poema, de que esto sucede frente a nuestras narices. Y parodiando al mismo Ortuño, quien se aproxime a estos poemas, será mordido.

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