Reseñas
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Prosa

Anna Ajmátova
Ediciones Nevsky Prospects
Madrid, 2012

Anna Akhmatova - 04

Anna Ajmátova fue probablemente la poeta rusa más importante del siglo pasado. Para ello tuvo que destacarse entre un nutrido y sustancioso grupo de poetas que vivieron principalmente dentro de las primeras tres décadas del siglo XX y entre quienes se encontraban figuras singulares como Osip Mandelstam, Marina Tsvietáieva, Boris Pasternak o Vladimir Maiakovski. Como muchos escritores de su generación, sufrió la censura del gobierno de Stalin.

Ajmátova publicó seis libros de poemas antes de un largo periodo de prohibición que duró desde 1922 hasta 1958. El libro de Prosa permite ver que ese largo silencio sirvió a la poeta para hacer investigaciones sobre la literatura rusa que le precedió, además de permitirle escribir sobre sus amigos, su vida y su tiempo. Ajmátova no abandonó nunca la escritura. Se sabe que entre 1935 y 1940 escribió su poema Requiem, el más importante de su obra. Este poema fue resultado del dolor experimentado por los arrestos de su compañero, el crítico de arte Nikolái Punin, pero también de su hijo, Lev Gumiliov. Anna Ajmátova murió en 1966. Sus últimos años fueron como el resto de su vida muy intensos. Vivió hacia el final de su existencia un arrebatador enamoramiento con Isaiah Berlin y se convirtió en un referente para un joven grupo de poetas entre quienes se encontraba Joseph Brosdky.

La editorial Nevsky Prospects, aparecida en 2009, se ha dado a la tarea de recuperar en buenas traducciones al español una literatura que estuvo oculta durante décadas. Su catálogo incluye a escritores clásicos como Iván Turguénev y autores menos conocidos pero fundamentales como Gaito Gazdánov. Prosa de Anna Ajmátova es en realidad una antología que no por ello deja de ser lo suficientemente ilustrativa de un trabajo indispensable. El libro reúne materiales muy distintos: textos de crítica literaria, de historia, ensayos, trabajos biográficos y autobiográficos, reflexiones sobre poesía y poética.

Lo que hilvana este grupo de materiales es sin duda el tono personalísimo de Ajmátova, sus observaciones en los detalles más inimaginables de la obra de Pushkin o Mandelstam, por ejemplo estás líneas sobre éste último: “Es sorprendente que el espacio, la amplitud, la respiración profunda apareciera en los poemas de Mandelstam precisamente en Vorónezh, cuando no era nada libre: Y en mi voz después del ahogo / Suena la tierra, la última arma…”. Incluso cuando habla de sí misma lo hace sin alardes ni lamentos como puede observarse en “Algo sobre mí”: “En 1922 termine el Poema sin héroe, que llevaba 22 años escribiendo. En invierno pasado, en la noche del aniversario de Dante, una vez más escuché el sonido de la lengua italiana ¾visité Roma y Sicilia. En la primavera de 1965 fui al lugar de nacimiento de Shakespeare, vi el cielo británico y el océano Atlántico, me encontré con viejos amigos e hice otros nuevos, y regresé a París. No he dejado de escribir poesía. Para mí es la manera de conectarme con los tiempos, y con la nueva vida de mi gente. Cuando escribía poesía vivía los mismos ritmos que resonaban en la historia heroica de mi país. Estoy contenta de haber vivido durante esos años, y haber visto cosas con las que nada puede compararse.”

Ajmátova fue una sobreviviente. Su vida atravesó momentos cruciales del siglo XX que hoy tienen sus consecuencias. Prosa deja ver que la poesía es una columna protectora.

Imagen por: Ricardo Marcenaro

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