El pasado jueves 23 de enero del año en curso, se presentó la obra Platonov o El desheredado del director de teatro americano Jay Scheib en The Kitchen en Nueva York.
Platonov es un texto inconcluso y poco conocido escrito en 1881 por Anton Chéjov. En el 2013, Jay Scheib escribió una adaptación de la obra llamándola Platonov o El desheredado.
La adaptación de Scheib es un texto cómico que describe una sociedad destruida emocionalmente. Sin embargo, lo más interesante es la puesta en escena. Scheib experimenta con el espacio físico entremezclando las distintas cualidades del lenguaje teatral y del cinematográfico, creando una experiencia híbrida que él mismo llama “cine en vivo”.
Con el uso de dos cámaras, la obra de teatro es filmada y proyectada simultáneamente en una sala de cine como El desheredado. Es decir, la producción resulta ser en realidad dos eventos que ocurren en tiempo real -en el teatro y en el cine- que expresan maneras muy singulares de ver, entender y crear una historia.
Filmar Platonov como El Desheredado surge del interés de Scheib por desafiar nuestras ideas de lo que entendemos como lo “real”. Utiliza como referencia las transmisiones deportivas de televisión, donde gracias a la tecnología -el uso de acercamientos de la cámara, y el audio- la audiencia tiene la sensación de estar en el estadio o el espacio donde ocurre la acción. Esto a pesar de que la experiencia en el estadio no se vive así en realidad. Gracias al uso de la tecnología, la audiencia “vive” algo que parece más real que lo real.
Durante toda la obra de teatro, Scheib filma y dirige a sus actores sin esconderse del público. Es decir, la audiencia puede ver el “detrás de cámaras” en vivo. En el teatro, la audiencia puede ver todos los artificios que existen para hacer creer la historia como “real”, en el cine se oculta ese proceso.
En la obra de teatro, al igual que en el cine, se proyecta todo en una pantalla. La audiencia puede elegir observar las imágenes o la puesta en escena. Lo interesante es que al tener la oportunidad de escoger entre la puesta en escena o las imágenes registradas por las cámaras, la audiencia generalmente prefiere ver la pantalla. Gracias a ésta se pueden ver las cosas mucho más cerca y se tiene la impresión de que es más real de lo que sucede en vivo.
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Imagen por: Naomi White