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Tres de los Short Movies

Gonçalo Tavares[1]

Traducción del portugues: Abel Muñoz Hénonin

 Gonçalo Tavares

*

 

El piano

 

Un piano con las teclas partidas, rodeado de agua, tal vez en un pequeño lago. El dueño del piano llega hasta él, con el agua hasta los tobillos. Su mujer y sus hijos murieron en la catástrofe, pero ahora él localizó el piano que, con la caída de la casa, desapareció. Llegado al pie del piano, el hombre toca una tecla casi por instinto, para ver si aún funciona. Hay mucho barullo en la ciudad, hay sirenas de ambulancia por todos lados y por eso él no tiene la certeza de si lo que oyó fue resultado de haber tocado el piano. Pero el piano está deshecho de tal forma que es imposible que alguna tecla todavía funcione. De cualquier forma, el hombre ―que acaba de perder a la mujer y los hijos― habrá perdido por completo también la razón o si no habrá ganado otra forma de mirar lo que le acontece, esto porque, en pleno alborozo, en el punto en que cada uno procura encontrar a sus familiares y confirmar si aún están vivos, es en ese punto que ese hombre súbitamente grita… y pide ayuda. Pero en ese momento nadie va a ayudar a rescatar un piano.

 

*

 

La máscara

 

Un hombre con una máscara de gas en la cara. El rosto deforme. Como si fuera un monstruo. Hace después los gestos de un chimpancé. Pone las manos curvadas y simula los pequeños saltos y movimientos del chimpancé. El plano se abre. Vemos a quien le hace aquello. Es para una mujer. Una mujer muy vieja. Moribunda. Ligada a varias máquinas y con suero entrándole en el brazo. Aún así, la vieja mujer sonríe primero, después ríe, ríe mucho, no consigue parar de reír. Sólo la vemos reír como si hubiera perdido el control.

 

*

 

La pistola

 

Un niño con una pistola en la mano llora junto a un carro donde está acostado el cuerpo muerto de su padre. El niño tiene una pistola color plata y no se percibe si es verdadera o falsa. De cualquier manera, el niño llora de verdad y aquello que tiene en la mano, a lo lejos (igual a dos o tres metros), parece un arma, y por eso asusta. El carro arranca de repente y allí va el cadáver del padre, allá atrás, echado dentro de la cajuela. Cuando el carro arranca algo pasa en la cabeza del niño porque apunta la pistola hacia el carro y empieza a disparar. Sólo así se percibe que es una arma verdadera.

 

[1] Gonçalo M. Tavares. Luanda, Angola, 1970 comenzó a publicar em 2001 narrativa, poesia y ensayo. Gran parte de su obra ha sido publicada en México por la editorial oaxaqueña Almadía. Entre sus  novelas destaca Aprender a rezar en la era de la técnica (2007). Estos textos son parte de su colección Short Movies (2011).

Imagen por: Bel Pedrosa

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