Viaje a Armenia
Osip Mandelstam
Traducción del ruso: Fulvio Franchi
Alción Editora
Córdoba, Argentina, 2004
Osip Mandelstam ha sido reconocido como uno de los grandes poetas del siglo XX. Sin embargo escribió también magníficos libros de prosa como El rumor del tiempo o su Coloquio sobre Dante. El Viaje a Armenia es la descripción de un lugar, una comunidad humana, una geografía, un idioma, pero también las meditaciones y observaciones de un hombre cargado de curiosidad. Leer sus páginas dice mucho sobre Mandelstam. Hay en las páginas semillas de sus poemas. Armenia deslumbró al poeta ruso hasta la médula porque en ese territorio está sembrado uno de los patrimonios culturales más antiguos de la humanidad, y como se sabe, Mandelstam pretendía que en sus poemas circulara la vasta historia del arte y del mundo:
“El idioma armenio no está desgastado, son botas de piedra. Y por supuesto, la palabra es de paredes espesas con una fina capa intermedia de aire en las semivocales. ¿Pero acaso toda su fascinación está en eso? ¡No! ¿De dónde viene la atracción? ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo comprenderlo?
Yo experimenté la alegría de pronunciar sonidos prohibidos para los labios rusos, secretos, réprobos y posiblemente, incluso, vergonzosos a cierta profundidad.
Había una hermosa tetera con agua hirviendo y, de golpe, arrojaron en ella una pizca de un prodigioso té negro.
Así es para mí el idioma armenio.”
Pensar en este momento en Mandelstam, leer su libro sobre Armenia, repasar la vida y los trabajos de Anna Ajmátova, Marina Tsivietáieva, Boris Pasternak o Vladimir Maiakovski, es importante porque nos pone en alerta ante las actitudes sectarias e impositivas que nos habitan implacablemente. En los gulags murieron más personas que en los campos de concentración alemanes. No había allí, o no solamente, un elemento racista o religioso. Era locura sin más.
Galina Ustvolskaia, una compositora absolutamente original, prefirió el silencio durante todos los años de humillación, a perder la posibilidad de inventar un lenguaje personal y riguroso como el de sus composiciones. Una aspiración como la suya, hacer música y compartirla con otros, no puede ser hoy ni nunca más una prohibición de nadie. Varlov Shalámov, a quien publica ahora íntegramente en varios tomos la editorial Minúscula, registró con una mirada estoica, alejada de toda queja, los sucesos del “campo de trabajo” de Kolimá, en Siberia. Sus narraciones ofrecen un testimonio, pero no una ideología. Y a pesar de lo proclive de los temas que aborda a la truculencia —el hambre, el desprecio, la miseria, la imposición del poder—, cada uno de ellos se resuelve en una forma nueva, cada uno de ellos encuentra sus palabras y dice sin decirlo, igual que la poesía, algo que hasta antes de su existencia no nos había sido revelado, y que de un modo sutil e imperecedero nos invita a preservar el diálogo con los otros, la compañía.
Mandelstam fue excepcional en distintos órdenes, hoy que los géneros se han borrado, su Viaje a Armenia, resulta, absolutamente innovador, indispensable.