Primer paso: Clases de español
Xiaobin llega a Argentina desde China. Lo primero que hace es dormir. Luego busca trabajo y finalmente toma clases de español. Su nueva casa es una tintorería que lleva su familia. Lo que quiere la familia es que Xiaobin siga la tradición endogámica y que trabaje para ellos. Su futuro ya estaría definido, lo demás es irrelevante.
Segundo paso: Cambiarse el nombre
Xiaobin ahora se ha convertido en Beatriz, nombre adquirido en una de sus clases de español. ¿Cuál es nuestra relación con las palabras y las cosas? ¿Cómo ésta relación afecta nuestro cuerpo? Entre el testimonio y la representación, El Futuro Perfecto es una película que se construye a base de pliegues, en donde cada escena va resignificando la anterior. Lo que una vez creímos que eran entrevistas al uso, son unas clases, lo que creímos que eran unas clases, son la representación de las mismas, los que creímos que eran no-actores, son realmente actores. Porque al final, quizás todo migrante es un actor en otra lengua.
Tercer paso: Reconocerse
Beatriz ahora va al cine y su pretendiente, Vijay, le pregunta “¿Entiendes ésta película?”. Empiezan a caminar y entre los dos no se dicen muchas cosas. Así que cuando caminan, el espectador fija su mirada en el caminar, en sus reacciones. Hay un cierto automatismo en su actuar. Quizás aquello que determina nuestros gestos también tiene que ver con el lenguaje. Las acciones del cuerpo no se corresponden a los sentimientos. Entre las palabras y las cosas, encontramos estos choques culturales y hay que aprender a caminar de nuevo. ¿Será posible edificar una identidad en éstas condiciones? Una persona le dice a Beatriz que su nombre en español quedaría mejor si fuese Sabrina, ya que rima mejor con su nombre en chino. Así, pues, ahora hablamos de Sabrina.
Cuarto paso: Preguntar el tiempo
El primer plano de la película nos muestra un horizonte: el mar y un cielo nublado, el sonido de la calle se filtra. Tiempo después, lo recuperamos. Ahora Sabrina está en el puerto con sus compañeros de clase. En la radio dicen que está soleado, pero todo apunta a lo contrario. De nuevo, lo que se dice no se corresponde con lo que se ve. Un actor que se reconoce como tal les enseña cómo llorar, y a la vez, empieza a llover. Quizás ésta contradicción lingüística determine el clima de una situación, el estado de las cosas, el lugar del “otro” frente a la sociedad, se necesita de un tiempo, un tiempo verbal no anclado al presente para poder soñar. Al final, nos daremos cuenta que de espaldas al mar, no se puede distinguir una lágrima de una gota de lluvia.
Imagen por: El futuro perfecto