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Hay que leer a Richard Yates

Once maneras de sentirse solo es uno de los libros de cuentos de Richard Yates, un escritor estadounidense olvidado por sus compatriotas y el resto del mundo. Su obra refleja la vida rutinaria de los seres humanos y la tristeza que habita las grandes ciudades. Con su trabajo logra recrear una realidad muy vívida que a veces hasta puede olerse.

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Cualquiera podría ser uno de los personajes de sus cuentos. A pesar de tener muchos elementos de la posguerra y, haber sido escritos hace más de 60 años, nos enfrentan a la realidad: no importa qué tanto parezca que avanzamos como sociedad, los problemas humanos siguen siendo exactamente los mismos y, probablemente, lo seguirán siendo hasta que dejen de existir las personas.

Este libro no necesita una reseña, sólo basta con imaginar cualquier situación cotidiana que involucre a un ser humano y las angustias que vienen con este paquete: no poder pagar la renta, tener un amante o un pariente enfermo. Yates convierte todo esto en algo triste, a veces también chusco y doloroso. Nos pone incómodos al pasar los ojos por sus líneas, algo así como si fueramos voyeristas que se lastiman con el dolor ajeno.

Once maneras de sentirse solo no está escrito de forma rebuscada. Más bien parece que intencionalmente busca tener una congruencia con la sencillez de sus personajes.

En los años cincuenta, nadie quería ni gustaba de verse reflejado en los libros, tampoco en la actualidad. Los libros de Yates fueron difíciles de encontrar, incluso en su tiempo y, a pesar de recibir halagos por parte de la crítica, no logaron reeditarse. Su falta de pretensión frente a la escritura probablemente le restó una masa de lectores. ¿Por qué un autor que escribió de lo cotidiano, de la clase media estadounidense, no logró que ésta convirtiera sus libros en bestsellers?

No querer leer sobre uno, es no aceptar que nuestras pequeñas batallas importan y que de ellas se compone el mundo. Que es trascendente que la quincena alcance y que eso merece un lugar en la historia. Que los divorcios y la infelicidad, los niños que van a la escuela, o que un hombre se quede sin monedas al hacer una llamada en un teléfono público, también es importante. Al final de día, eso es la literatura, el arte: un reflejo de los momentos del hombre en su paso por el mundo.

Imagen por: Cab02

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