Hoy es muy conocida la historia de Giacinto Scelsi tocando insistentemente una sola tecla del piano, un la bemol. El compositor italiano buscaba las más sutiles relaciones a partir de un único sonido. Esta concentración lo llevó a un celoso aislamiento dentro del cual fue capaz de desarrollar una de las obras más singulares e influyentes de la música del siglo XX. Sin embargo, la obra de Scelsi tardó mucho tiempo en escucharse y reconocerse. Esto suele ser así con la música nueva. El lenguaje musical adquirió durante el siglo pasado una complejidad que dejó fuera a un buen número de escuchas. A pesar de ello, hubo compositores que siguieron adelante con sus difíciles propuestas. Paralelamente al mundo de la composición se desarrollaron otras músicas, ancladas en la improvisación, que expandieron desde otra perspectiva el lenguaje de la música. Estos dos enviones el de la composición y el de la improvisación como han hecho notar algunos críticos como Alex Ross, en las últimas décadas han borrado sus límites mezclándose indistintamente. Tal es el caso de Iván Bringas, guitarrista, compositor e improvisador mexicano afincado actualmente en Italia y quien desde su pequeño rincón del mundo trabaja en un destacado proyecto personal. Bringas se ha desarrollado como ejecutante y como compositor. Hace algunos años publicó un método para su “guitarra expandida”. Pero también ha dedicado una buena parte de su tiempo a tocar con músicos de improvisación. Les compartimos ahora, una de sus últimas piezas.
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