Sin demasiado ruido y no por ello menos importante, se exhibe en el Museo Jumex de la Ciudad de México una breve e intensa retrospectiva del pintor norteamericano Robert Ryman. La muestra de 24 cuatro piezas, repasa seis décadas de trabajo.
La obra de Ryman insiste desde el comienzo en la utilización del color blanco. Sin embargo, ésta aparente pobreza es en realidad un desafío que ha dado como resultado una de las obras pictóricas más radicales de los últimos años.
Ryman ha conseguido gracias a una gran diversidad de matices del blanco generar un vocabulario personal que también se apoya en la utilización de muy diversos materiales que van del tradicional bastidor de tela, al aluminio, la fibra de vidrio, el plexiglás, el papel y el cartón.
Experiencias artísticas como las de Robert Ryman amplían sin duda los horizontes del universo pictórico en que se presentan y la oportunidad de ver los cuadros en los generosos espacios del Museo Jumex, no puede sino enriquecer a quien se atreva a exponerse hasta potente pintura. De los cuadros de la muestra sorprenden mucho los de aluminio, que a pesar de tener un carácter industrial debido al material, el refinamiento con que Ryman dispone las placas y coloca los tornillos, producen un efecto de encantamiento casi lírico.